domingo, 15 de marzo de 2009

Sin aire y sin ideas.




El aire que respiramos en esta ciudad está cargado de oxígeno, aunque en ocasiones no lo parezca. Ese oxígeno llena nuestros pulmones desde donde la sangre que lo reparte por todos los rincones de nuestro cuerpo.

Cuando ese oxígeno no es suficiente para poder mover correctamente nuestro cuerpo. Cuando la fatiga haga que deseemos más y más aire pero este nunca es suficiente nuestro cerebro empieza también a atascarse. Nuestros movimientos se hacen previsibles y lentos, las piernas no nos responden con la agilidad que deberían y por tanto el cerebro empieza a descentrarse. Aparecen las preocupaciones, ya no estamos tan seguros ni tan confiados de nosotros mismos; cada tiro fallado nos hace sentirnos más y más fatigados y pesados... Esa fue la imagen del Fuenlabrada ayer.

Y personificándolo podríamos hacerlo con la figura de Brad Oleson. El jugador infalibre, la sensación de la temporada... está fundido. Además de eso viene arrastrando molestias por las lesiones que se ha producido en las últimas semanas. Resultado, nuestro principal referente ofensivo está anulado y el equipo lo paga.

Si a todo lo anterior le sumamos un rival muy similar a nosotros: Poco dinero, ideas claras y un plus de intensidad, conlleva todo como resultado la clara derrota de ayer.

Está claro que el principal objetivo del cuerpo técnico ahora mismo ha de ser recuperar la frescura de nuestro juego. La última vez que la vimos fue ante el Estudiantes en aquel minuto demoledor y la consiguiente prorroga. Tanto en los 39 minutos anteriores de aquel partido como ante el Menorca como ayer mismo, no apareció por ningún lado. Porque, eso si, el próximo partido en casa ante el Granada, no podemos permitirnos otra derrota más.


P.D: Las bocinas surtieron efecto. El ambiente fue horroroso e incómodo para los asistentes. Lo peor de todo, aparte de que ni record de sonometro ni nada parecido (como era de preveer) es que esas bocinas seguirán ahí el próximo partido, y el siguiente, y el siguiente... Haciéndonos a todos los partidos más desagradables.

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