Aquí tenéis la noticia de la creación del famoso canon de acceso de la ACB, en mayo del 88, obtenida de la excelente hemeroteca del mundo deportivo.
Cuando se creó la ACEB (actual ACB) en el 82, suponía un tremendo riesgo por la ruptura que ya se auguraba con la federación, y unas relaciones tremendamente tensas entre los propios clubes (existió un conflicto Barcelona-resto de equipos que puso en juego toda la copa del rey del 83).
Los equipos que la formaron, y en la temporada 83-84 absorbieron la primera división española habían corrido grandes riesgos y afrontado negociaciones maratonianas, hasta el punto de ver la entrada de nuevos clubes casi como advenedizos que se beneficiarían de su lucha.
Además, la ACB había nacido con una idea de rentabilizar y profesionalizar el producto del baloncesto en España, por lo que parecía coherente tasar y monetizar la inscripción a la liga “privada”.
En aquellos momentos se tasó la temporada de pertenencia ACB (incluidas las anteriores a ser organizadores de la liga) en algo más de 3,3 millones de las antiguas pesetas.
Este canon se cobraría a los ascendidos, que aquel primer año, no pagarían solo como ingreso, sino también por cada temporada que no habían pertenecido al club, es decir, un ascendido de nuevo cuño pagaría 30 millones de pesetas, mientras que si el ascendido ya había pertenecido algún año, pagaría la parte proporcional a los años que había “faltado” a la asociación.
Para completar la jugada maestra económica, la liga se ampliaba de 16 a 24 equipos, con lo que se recuperaba a los dos descendidos y se obtenían 8 nuevos pagadores.
Los descendidos incluso deberían pagar ese año como “ascendidos administrativos”.
El paquete se completaba con la definición de las condiciones para ascender, que incluían ya la famosa auditoria, el tamaño del pabellón,….
En años siguientes, considerándose todos los clubes participantes al día el canon pasaría a ser un pago de acceso fijo, en lugar de proporcional, sin necesidad de tanto cálculo, aunque la evolución económica fue sacándolo de la lógica del mercado.
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lunes, 27 de julio de 2015
jueves, 23 de julio de 2015
Creacion de la ACB (I): Como entender estos lodos desde aquellos barros
Pues sí, ahí va
un ladrillo de abuelo cebolleta, pero para entender la piscina de lodo que es
hoy en día la ACB quizás sea bueno entender como hemos llegado a esto, como un
proyecto que generaba tanta ilusión ha ido decayendo hasta que prácticamente nadie
habla bien de él, ni los que quieren entrar pese a denunciar sus “mafias” (como
será entonces el exterior), ni los que están dentro.
Por que incluso
los de dentro reniegan, los débiles por no verse protegidos, y los poderosos
por buscar pastos más verdes en la euroliga.
El caso es que nos
acercamos al centenario del basket en nuestro país dentro de una de las crisis más
graves tanto a nivel de los propios clubes, como de la organización de nuestro
deporte.
Si bien es cierto
que a la federación la salvan los resultados de la selección también se han
cernido sombras sobre algunos temas organizativos, pero sobre todo, el famoso
método FEB, solo parece tener cabida en los combinados nacionales, ya que la
estructura de las ligas federativas casi convierte en buena la salud de una ACB
que sin embargo se encuentra muy delicada.
(Foto obtenida en Askatuak.com y que tambien incluye algun dato de la creacion de la ACB y documentos como los primeros estatutos)
La historia
oficial establece como “pionero” del basket en España al padre Millan en 1921,
y como primer equipo al Laietá, cuyo primer duelo seria contra el CD Europa, en
campo de futbol y con las canastas colgadas de porterías.
Se empezó por
diversos torneos regionales y exhibiciones o “retos” con otras provincias
dentro de un marco totalmente amateur, incluyendo el antiguo torneo de copa
desde el 33.
No sería hasta
1957 que se origina la liga nacional, mismo año de la creación de la copa de
europa de baloncesto (tres años después de la de futbol)
Parece clara la
intervención del Real Madrid en ambos eventos, liga nacional y copa de europa
de baloncesto, con el pasado de Raimundo Saporta en la federación española y en
el comité que origino la copa de europa.
El club blanco
había sido el gran beneficiado del torneo de futbol, se hallaba en un momento
optimo en el torneo domestico y pretendía exportar el éxito futbolístico a las
canastas, aunque no lograría llegar a una final hasta el 62 y el titulo hasta
el 64.
En España en
cambio, la liga nacional les sirvió para perpetuarse, ganando 22 de las 27
ediciones, con Saporta y Ferrandiz como nombres clave, por encima incluso de
los grandes jugadores que disfrutaron.
Para que nos
hagamos una idea del poder de Saporta en la época, él también estuvo implicado
en el polémico fichaje de Alfredo Di Stefano y en la creación de la copa de
europa de futbol, así que durante algunos años su nombre era omnipresente en
los despachos del deporte español.
En esas
condiciones de poder y precariedad de los rivales de la época los campeonatos
eran de una desigualdad casi absoluta, añadiendo la traba a la sorpresa de no
existir playoffs. Si que algunos rivales lograban aguantarles el ritmo algunos
años, pero solo se producían sorpresas ante situaciones excepcionales, como el
juventud de kucharsky. Incluso el Barcelona llego a disolverse en el 61, o
descender en el 64 (con reducción de 14 a ¡8 equipos!).
Sin embargo el
final de los 70 y la entrada a los 80 muestra las pistas de varios cambios en
el baloncesto nacional dentro de una sociedad que sale de su letargo.
Por un lado la
gente está hambrienta de entretenimientos donde descansar de las revoluciones
sociales, se diversifica la cultura de ocio, y ese es un caldo de cultivo
excelente para nuevas expresiones, tanto artísticas como deportivas, e incluso
los propios deportistas, están mucho más preparados, física e intelectualmente.
El propio Real
Madrid está en pleno proceso de renovación, después de una excepcional década
de los 70 en la que Lolo Sainz ha tomado el relevo de Ferrandiz, y pretende
renovar su tiranía sobre las espaldas de Fernando Martin. Pero su poder ha
disminuido notablemente en los despachos, donde a la muerte de Bernabeu se une
los problemas de salud de Saporta, quien como después se hizo público, sufría
una grave depresión, además de dispersarse en la organización del infausto
mundial 82 de futbol, y llego a padecer episodios de estress y desequilibrio
general, culminados en el 87 con un infarto de miocardio, y su “semiretirada”
del Madrid para concentrarse en cargos federativos.
Si bien esta
claro que las contribuciones de Saporta al deporte en general y al baloncesto
en particular fueron muchas, y que se trataba de un autentico visionario, y
adelantado a su tiempo, está claro que sus esfuerzos estaban orientados al
éxito del Real Madrid, y una debilidad en la cabeza pensante y autentico arquitecto
de la supremacía madridista tenía que ser aprovechada sin paliativos por sus
rivales para adaptar métodos y organizaciones al resto de clubes, que no solo
seguirían sus pasos, sino que superarían con creces a los sucesores de Saporta.
En aquellos años,
además coincidieron varios grupos generacionales únicos, con una gran camada de
lobos hambrientos en el Joventud de Badalona, un innovador y revolucionario
cotonificio (que alimento más tarde al Barcelona con Aito, Andres Jimenez y
Quim Costa y conto incluso con “Loquillo” en su equipo junior), buenas
generaciones y aciertos organizativos en el Estudiantes y la explosión del
baloncesto en múltiples regiones, donde todos creían ser capaces de competir
con un cierto nivel.
En resumen, antes
incluso del boom que supuso la medalla de plata ya se auguraban todas las
condiciones necesarias para la explosión del baloncesto, tanto a nivel social
como económico, disponiendo de nuevos medios y mecenas gracias a la aceptación social
y a la profesionalización de todos los equipos, no solo el que había dominado
toda una era.
Sin embargo, no
podemos obviar, que por desigual que fueran las condiciones del dominio
madridista, el propio nacimiento de la ACB tuvo mucho de revolución a la
francesa, usurpando el poder y guillotinando virtualmente la cabeza de la federación.
En aquel momento
el presidente de la FEB era Ernesto Segura de Luna, quien había sido
considerado durante mucho tiempo “hombre de paja” de Saporta, y quien negoció
las cesiones a la ACB sabiéndose sentenciado por orden ministerial que
modificaba normativas federativas.
El vacio de poder
favorecía las pretensiones de la asociación de clubes, que ya tenía en cambio
sus propias tensiones, con el Madrid sintiéndose traicionado por un Saporta,
que ahora quería ser imparcial y favorecer la profesionalización general, el
mismo proceso que hasta ahora había llevado en un solo club, pero debilitado
por su estado de salud.
En este enlace podéis ver un poco de las luchas, como Saporta se ve a su vez traicionado y
apartado, el poder del baloncesto se reparte al fin entre todos los equipos, y
en cambio en la federación termina siendo elegido Pere sust, otro nombre clave
de aquellos convulsos años.
Y es que Pere
Sust, cuenta en su curriculum con episodios claves como “vender” el arbitraje
de la federación a la ACB (y ojo que la critica a esto es de "mundo deportivo" que no son sospechosos de "madridismo victimista" precisamente) ,“cabrear” al ADO en tiempos de los preparativos de Barcelona’92,
negociar con la ACB intentando impedir que los clubes disputaran competicioneseuropeas y un largo historial de desencuentros con todo tipo de organismos.
Por cierto que “solo”
llego hasta el 91,
aquellas desavenencias con el ADO y grandes deudas tuvieron la culpa del
retorno de Segura de Luna como antesala al “líder” actual.
Y todo esto nos
lleva a la primera temporada ACB, y raro es pensar que con tanta intriga
palaciega, tantos juegos de poder y “traiciones” y tejemanejes saliera una organización
“limpia y transparente” (si aquello hubiera podido inspirar una temporada de juego de tronos!).
Luego vendrían sus
días de vino y rosas, pero incluso entonces hubo muchas polémicas, casi siempre
con poder o dinero de por medio.
Otro día igual me
animo con el origen del famoso canon, con el suculento contrato del canal+, con
lo que dio de sí la venta del arbitraje,…….. vamos, que si en sus buenos
tiempos la ACB dio tanto jugo que nos esperamos ahora que está en los huesos y
acosada por la Euroliga (quien por cierto además de ser algo así como el hijo
de la ACB en forma de ULEB, esta copiando sus métodos de creación)
Pero como última reflexión,
¿no veis muchos paralelismos entre la situación que la liga de baloncesto vivía
en aquellos finales de los 70 y principios de los 80 con el momento actual?
Un equipo
dominador y poderoso que esta renovándose, con otro que después de penurias y travesías
por el desierto vuelve a invertir dinero y osa irrumpir y romper la tiranía,
pero ambos con cifras inalcanzables para el resto.
El resto de
equipos en una situación precaria y ansiando ver algo de los ingresos que
promete el brillo de los poderosos.
Una situación económica
y social que aventura que si se sabe cuidar el producto debería poder existir
beneficios, pero que sin embargo con el tratamiento actual es un producto
ruinoso, donde solo se pierde dinero.
Equipos que
desaparecen y resurgen, con la organización cambiando el número de equipos en
liza.
Y estas frases
son las de entonces, ¿Cuántos al leerlas habéis pensado en lo que vive la ACB
hoy en día?
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sábado, 18 de julio de 2015
El circo triste.
Antes de nada, antes de que continúe la lectura de este artículo/pensamiento en voz alta, he de advertirle que quien escribe esto no es precisamente un entendido ni un experto en baloncesto ni un tipo con información privilegiada. Solo soy un aficionado más; abonado al Baloncesto Fuenlabrada desde hace veinte años. Nada mas. Y por tanto, lo que aquí expreso lo hago desde ese punto de vista, el mío. El de quien paga su abono anualmente para ver un espectáculo.
Dicho esto, me pongo a escribir estas líneas una vez la Asamblea General de la ACB ratificara al Baloncesto Fuenlabrada y al Gipuzkoa Basket como clubes ACB a todos los efectos para la próxima temporada. Es decir, que a pesar del descenso deportivo de ambos clubes, volveremos a ser de la partida en la nueva temporada debido a la no admisión de Burgos y Orense.
Me volveré a abonar, por supuesto, como también habría hecho si en vez de ACB hubieramos competido en LEB, pero esta temporada honestamente con poca, muy poca ilusión. Y es que la ACB ya no ilusiona (ojo, que nadie se líe y se piense que la liga LEB me iba a ilusionar, ni mucho menos) porque estamos viviendo una etapa oscurísima para el baloncesto español.
La ACB, como máximo exponente de éste, se ha convertido en un circo triste; un circo previsible, con los mismos números de siempre, sin gracia alguna, cada vez con peores protagonistas y en el que además, se le ha añadido en los últimos años lo insípido de que los números mas arriesgados se hacen con red. Los funambulistas que caen de la cuerda floja lo hacen a un cómodo colchón que los rebota hasta el punto de partida.
Año tras año asistimos a las mismas finales, los mismos campeones, los mismos aspirantes a derrotarlos, los mismos clasificados para Euroliga... y cuando los pequeños, los aventureros, asoman la cabeza y consiguen sus nimios éxitos no les da económicamente para jugar las descafeinadas segundas y terceras competiciones europeas teniendo que renunciar a sus plazas. Y todo esto en una competición oculta en los medios de comunicación, con unas retransmisiones televisivas de una calidad ridícula y sonrojante si las comparamos con las que hacía Canal + hace 15 años y en las que es complicado saber que partido se televisa cada semana y a que hora.
Y para colmo, de un tiempo a esta parte, los ascensos son una utopía. ¿Os podéis imaginar la desilusión de los aficionados de Orense o Burgos? De invadir la cancha con una alegría descontrolada a ver retransmitido por internet y prensa que tu equipo no ascenderá por no-se-qué historia burocrática. No entraré en los términos por los que no se permite el ascenso de estos dos clubes porque en parte los desconozco y no soy precisamente ducho en temas económicos de esta índole, tan solo me pongo en el lugar del aficionado medio. ¿Con que ilusión va uno a las oficinas del club de tu ciudad a abonase? ¿Para que? ¿En que consiste la competición si el mayor premio resulta inviable? Que la LEB se convierta oficialmente en una competición amateur es cuestión de tiempo. Sin nuevas aficiones que se interesen por la ACB, sin que nazcan nuevas rivalidades deportivas... sin ilusión, la gente va a dejar de ir al circo.
El aficionado medio de baloncesto que ve como en la liga de fútbol el Eibar, con su estadio de juguete se las ve contra los mas grandes del mundo y piensa que si fuera un equipo de baloncesto, la ACB le obligaría a una reforma millonaria para tener uno mas grande aunque no lo fuera a llenar jamás. El aficionado medio de baloncesto ve como las tortas (deportivas) por ocupar plaza de competición europea en la liga de fútbol tienen premio de verdad. En baloncesto no. Y así una larga lista de odiosas comparaciones que tienen como resultado que "el aficionado medio de baloncesto" sea una especie en extinción.
La ACB, y con ello me refiero a sus dirigentes, que no son otros que los propios clubes, no se quiere dar cuenta de que están dirigiendo la liga al colapso, al nulo interés. Un cambio de rumbo es necesario y urgente pero el tiempo corre en su contra.
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Dicho esto, me pongo a escribir estas líneas una vez la Asamblea General de la ACB ratificara al Baloncesto Fuenlabrada y al Gipuzkoa Basket como clubes ACB a todos los efectos para la próxima temporada. Es decir, que a pesar del descenso deportivo de ambos clubes, volveremos a ser de la partida en la nueva temporada debido a la no admisión de Burgos y Orense.
Me volveré a abonar, por supuesto, como también habría hecho si en vez de ACB hubieramos competido en LEB, pero esta temporada honestamente con poca, muy poca ilusión. Y es que la ACB ya no ilusiona (ojo, que nadie se líe y se piense que la liga LEB me iba a ilusionar, ni mucho menos) porque estamos viviendo una etapa oscurísima para el baloncesto español.
La ACB, como máximo exponente de éste, se ha convertido en un circo triste; un circo previsible, con los mismos números de siempre, sin gracia alguna, cada vez con peores protagonistas y en el que además, se le ha añadido en los últimos años lo insípido de que los números mas arriesgados se hacen con red. Los funambulistas que caen de la cuerda floja lo hacen a un cómodo colchón que los rebota hasta el punto de partida.
Año tras año asistimos a las mismas finales, los mismos campeones, los mismos aspirantes a derrotarlos, los mismos clasificados para Euroliga... y cuando los pequeños, los aventureros, asoman la cabeza y consiguen sus nimios éxitos no les da económicamente para jugar las descafeinadas segundas y terceras competiciones europeas teniendo que renunciar a sus plazas. Y todo esto en una competición oculta en los medios de comunicación, con unas retransmisiones televisivas de una calidad ridícula y sonrojante si las comparamos con las que hacía Canal + hace 15 años y en las que es complicado saber que partido se televisa cada semana y a que hora.
Y para colmo, de un tiempo a esta parte, los ascensos son una utopía. ¿Os podéis imaginar la desilusión de los aficionados de Orense o Burgos? De invadir la cancha con una alegría descontrolada a ver retransmitido por internet y prensa que tu equipo no ascenderá por no-se-qué historia burocrática. No entraré en los términos por los que no se permite el ascenso de estos dos clubes porque en parte los desconozco y no soy precisamente ducho en temas económicos de esta índole, tan solo me pongo en el lugar del aficionado medio. ¿Con que ilusión va uno a las oficinas del club de tu ciudad a abonase? ¿Para que? ¿En que consiste la competición si el mayor premio resulta inviable? Que la LEB se convierta oficialmente en una competición amateur es cuestión de tiempo. Sin nuevas aficiones que se interesen por la ACB, sin que nazcan nuevas rivalidades deportivas... sin ilusión, la gente va a dejar de ir al circo.
El aficionado medio de baloncesto que ve como en la liga de fútbol el Eibar, con su estadio de juguete se las ve contra los mas grandes del mundo y piensa que si fuera un equipo de baloncesto, la ACB le obligaría a una reforma millonaria para tener uno mas grande aunque no lo fuera a llenar jamás. El aficionado medio de baloncesto ve como las tortas (deportivas) por ocupar plaza de competición europea en la liga de fútbol tienen premio de verdad. En baloncesto no. Y así una larga lista de odiosas comparaciones que tienen como resultado que "el aficionado medio de baloncesto" sea una especie en extinción.
La ACB, y con ello me refiero a sus dirigentes, que no son otros que los propios clubes, no se quiere dar cuenta de que están dirigiendo la liga al colapso, al nulo interés. Un cambio de rumbo es necesario y urgente pero el tiempo corre en su contra.
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