domingo, 1 de marzo de 2009

Un corazón gigante.



Quedaba un minuto y cuatro segundos de partido. El marcador reflejaba un 66-72 en el marcador que para la mayoria de los presentes en el Fernando Martín ya era definitivo. Algunos incluso desfilan por las escaleras del pabellón buscando el camino a la paella de los domingos.

El Estudiantes, con el espaldarazo de la Copa del Rey el Estudiantes parece que se encuentra con su estilo de juego y el Fuenlabrada paga la inactividad y la falta de ritmo en el mes de los parones. La zona de acceso al playoff se aprieta y el Estu se escapa de la quema del descenso.

Pero este equipo no se rinde. Lo ha demostrado ya en muchas ocasiones a lo largo de esta temporada. En muchas nos salió cruz, pero hoy por fin hubo recompensa.

Fue un partido en el que Casimiro jugó perfectamente sus piezas: No dejar que el Fuenla corra, Saul y Oleson bien tapaditos... me imagino sus cálculos en el vestuario: "Si les dejamos por debajo de 70 puntos tenemos un 95% de opciones de ganar el partido". Y así estaba la cosa 66-72 con un minuto por disputarse. El 95% ganado o incluso más. Tan solo tenían que saber cerrar el partido y la historia ya quedaba escrita... pero no.

En el momento en el que ya solo se puede apelar a la fe y la ambición, el Fuenlabrada se hizo grande, se convirtió en un ogro gigante que empequeñeció a Estudiantes en ese minuto. Cada pequeño paso que daba el equipo acercándose en el marcador retumbaba con el eco de las gargantas de los aficionados fuenlabreños que convirtieron ese minuto en un infierno para los colegiales.

Se podría decir que ese balón que dejó Saúl sobre el aro y que lentamente, en unos instantes interminables, acabó provocando la prórroga fue realmente la sentencia de muerte del Estudiantes. A partir de ahí el Fuenla se deslizó sobre la pista. Se vieron los mejores minutos de los nuestros y los puntos comenzaron a desangrar a borbotones el marcador rival. De poco importaba que nuestra estrella jugara cojeando; no existe el dolor cuando lo que te mueve es el espíritu, el corazón.

Final del partido. Decimoprimera victoria de la temporada. Pero esta no es una victoria más. Ésta quedará en la memoria de muchos aficionados y con el paso del tiempo muchos diran aquello de: "Yo estube allí".

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