Muchos de los mas "viejos" del lugar, tenemos la teoría de que el descenso del equipo en la temporada 2003-2004 nos vino bien.
Aquella circunstancia tan negativa, lejos de suponer un desapego hacia el club supuso una unión de los aficionados, las peñas y el equipo que no se había visto hasta entonces. Se le supo dar la vuelta a todo lo lo negativo de una manera inconsciente, todos subidos a la misma ola, que se creó una marea de positivismo que hizo no solo regresar al Fuenlabrada a la élite en un abrir y cerrar de ojos, sino que rápidamente el equipo se asentó en la categoría.
En el peor momento de la historia del club, la afición dió un paso al frente y el equipo lo devolvió con creces creándose nuevos mitos para la causa y la Historia, con mayúsculas, del Baloncesto Fuenlabrada.
Ayer en Valladolid posiblemente se volvió a escribir una nueva página de esta Historia y nuevamente cuando peor pintan las cosas. Con un balance de 1-8, algo que nunca había sucedido en todos los años de vida del Fuenlabrada, la afición se presentó de manera masiva. Pero eso no era del todo nuevo; la cierta comodidad del desplazamiento hasta Valladolid ha permitido en anteriores ocasiones "invasiones" similares. Pero lo nuevo era esto:
Todas las peñas, todos los aficionados fuenlabreños animándo al unísono. Lejos quedan aquellos tiempos en los que cada uno hacía la guerra por su cuenta; batallas de bombos, bocinas y cánticos. Un momento que seguro supondrá un nuevo punto de inflexión.
Abajo los nuestros después de volar muy alto durante gran parte del partido, amagaron con estrellar el avión en el momento del aterrizaje. Se respiraba el miedo a una derrota que se tocaba con las manos, el abismo del llegar a pensar que si se nos escapaba una ventaja de veinte puntos no íbamos a ser capaces de ganar nunca... Pero allí abajo estaba de nuevo Kristaps Valters.
El letón había regresado esta semana y parecía que no se había ido nunca. Electricidad y decisión. Cuando peor se nos ponía todo, ahí emergió su figura. Criado de la cultura "Fuenla" a los pechos de Ferrán López, en su primer partido ya ha demostrado para que ha venido; a revitalizar a la plantilla y sobre todo a ejemplificar el espíritu luchador que siempre ha caracterizado al Baloncesto Fuenlabrada.
Y así fue como se ganó. Valters rotuló en el alma de sus compañeros que "para ganar hay que arriesgar" y los nuestros no fallaron. Desde el 96-93 al 102-104 final, hasta cinco jugadores distintos del Fuenlabrada anotaron en esos últimos 3 minutos de la prórroga. Nadie se escondió.
Y al final el estallido. Ese que hizo que Álvaro Muñoz se metiera en la cancha antes de que finalizara el partido porque por fin llegaba lo que parecía imposible hace unas semanas; se ha vuelto a ganar. Toca ahora quitarse las cadenas y la presión. Llegó el premio que se nos birló en los dos últimos partidos en casa. Toca hacer de nuevo inexpugnable en Fernando Martín.
Fotos de Lydia Calvo. Fuenlafreak.com
Muy bueno el comentario. Así teníamos que estar todos en el Fernando Martín.
ResponderEliminarSi todos juntos porquelña unión hace la fuerza
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