Se hace cuesta arriba ponerse a escribir sobre el partido (la derrota) de ayer en el Fernando Martín ante el Obradoiro. Y se hace dificil por la razón principal de que no sabe uno muy bien que pensar y a que agarrarse para mirar las cosas con un poco de optimismo.
La pasada temporada a estas alturas también llevábamos el mismo parcial de 0-2 con una abultada derrota fuera (ante el Real Madrid) y otra en casa ante un rival de nivel parejo al nuestro (Manresa) y como todos sabemos el equipo se acabó clasificando para la Copa al acabar la primera vuelta entre los 8 primeros. Pero había una diferencia fundamental, en la plantilla se encontraba Gustavo Ayón que por aquel entonces permanecía lesionado y tras su reincorporación, en la tercera jornada, el equipo consiguió dos victorias consecutivas que colocaban el 2-2 en el casillero.
Esta vez no tenemos un as en la manga para las próximas jornadas y además la entidad de los próximos rivales no invita especialmente al optimismo (Real Madrid fuera y Unicaja en casa).
Además, sobre la pista se vieron cosas que tras una buena pretemporada pensábamos olvidadas de la fatídica segunda vuelta de la pasada temporada. La principal y mas sangrante; la incapacidad de generar juego en estático.
Por mucho que los árbitros de ayer hicieran un partido infame, la sensación que se vivía en la grada era de que ese partido no se ganaba ni aunque se jugaran veinte minutos mas. Los puntos de los nuestros llegaban en contraataques y una vez frenado el equipo tan solo Feldeine era capaz de encontrar el aro rival a través de jugadas "yo me lo guiso, yo me lo como". Nuestros ataques se resumían en nuestro base botando y botando buscando un bloqueo, una continuación, un algo que nunca llegaba.
Si a eso le sumamos que Leo Mainoldi no es ni un boceto de lo que se espera de él, que Chuck García volvió a salirse del partido por las faltas y que Gladyr apenas apareció, se hace harto complicado tratar de conseguir la victoria ante un conjunto gallego que, dirigido magistralmente desde el banquillo por Moncho Fernández, supo llevar el partido a donde mas le convenía para desenchufar al Fuenla.
Lo mas destacable fue la actuación de Laso y Vega. Los dos, con todas las limitaciones técnicas que se les puedan achacar, sostuvieron al equipo en defensa y fueron muy importantes para una de las recuperaciones del Fuenlabrada cuando parecía que el Obradoiro podía escaparse en el marcador. Esta es sin duda la buena noticia del día.
Pero además hay otras cosas que restan y restan en los ánimos de la afición. La primera este nuevo horario de los domingos. Ese cuarto de hora que significa que bastante gente se incorpore con el partido empezado y que como siempre en el Fernando Martín, hace que el público tarde en meterse de lleno en el partido. Pero ya sabemos que cuidar a los aficionados no es la prioridad de los máximos mandatarios del baloncesto español y este fin de semana hemos vivido un nuevo ejemplo. Han tenido la brillante idea (una mas) de programar el partido televisado por Teledeporte de la liga LEB los domingos por la mañana a las 11:00. Resultado: 32.000 espectadores y un 0,3% de audiencia. Lo dicho, brillante.
En lo que al Fuenlabrada respecta, sigue el ridículo del patrocinio fantasma, la tienda del nuevo "esponsor técnico" sigue sin estar abierta, los aficionados aún no tienen las equipaciones que encargaron este verano y para colmo, nos enteramos de que Leo Mainoldi podría estar cerca de marcharse al Barcelona y se especula con una nueva reconfiguración de la plantilla con la temporada comenzada.
Tenemos un problema.
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