A sus 34 años, Nuno Marcal ha vuelto a renovar con el Oporto de basket para disputar una nueva campaña, la decimoquinta como “dragon” de una carrera casi siempre fiel a los colores blanco y azul, con tan solo apariciones en España (Fuenlabrada, Murcia y Huelva) y un año en el Oliveirense.
En la campaña 99/00 tras haberse clasificado el Fuenlabrada para la copa y playoffs el año anterior, debutábamos en Europa, la extinta Korac, y ya no éramos una sorpresa, por lo que necesitábamos un banquillo más amplio y relevos de ciertas garantías, especialmente para Velimir Perasovic.
Entre los encargados de responder desde el banco y anotar los triples que ayudaran al estelar croata, estaba nuestro protagonista, vistiendo el uniforme azul del Fuenlabrada como estandarte del baloncesto portugués.
Nuno era considerado por entonces como la máxima estrella lusa, con las reservas que eso traía sobre el nivel entre ambos países y que inicialmente le relegaban al banquillo.
Todos los que lo vieron en los entrenamientos coinciden en su valoración, un jugador de una muñeca excepcional, capaz de anotar series notables de triples y con una ética de trabajo constante y aplicada, y sobre todo que (al menos públicamente que quedara constancia) no emitió quejas por su ostracismo.
Oscar Quintana, por aquellos tiempos entrenador del Fuenla, no estimó que su capacidad de tiro fuera suficiente, y lo dejo sentado repetitivamente, con tan solo un partido jugado en liga, contra el casademont en Girona, donde en 12 minutos logró 9 puntos, con 1/2 triples y 3/3 de dos, mas dos rebotes.
No parecen unas estadísticas desdeñables en un equipo que estaba sumido en crisis y que más tarde encadenaría 9 derrotas consecutivas, además de problemas de continuidad y cansancio, por los partidos europeos y las elevadas minutadas de Peras y Cazorla, sin que sus otros suplentes, Gabi Ruiz y Giovannonni (sustituto de Nuno) tuvieran mejores resultados que el luso.
Pese al fiasco de la experiencia, y ser cortado tempranamente, Nuno se había logrado ganar el cariño de los aficionados por la simpatia y acierto anotador en los entrenamientos así como por responder con discreción pero cariñosamente a los reclamos en los partidos donde veíamos naufragar al equipo sin que hubiera cambios de rumbo.
En Portugal en cambio su carrera fue enormemente exitosa, con 66 internacionalidades y gran prestigio, aunque siempre ha afirmado recordar con especial cariño el título de liga con el Oporto del 95/96, por ser el primero como sénior, tras 13 años de sequia del equipo, ante el eterno rival, Benfica, y eso pese a que una grave lesión en el segundo partido de la final le impidió colaborar en la victoria.
También se ha mostrado agradecido a dos entrenadores importantes en su desarrollo, Jorge Araujo quien le dio la alternativa y Alberto Babo, quien lo dirigió desde junior, con dos títulos y también en el título profesional del 99.
Cuando habla de sus experiencias españolas se detiene mas en las de LEB Oro, evidentemente ya que es donde más jugó, lamentando que la defensa fuera su principal problema para asentarse, y elogiando la intensidad con la que se vive y juega en nuestras ligas.
Este Dragón ejemplar agota sus últimos años como absoluto estandarte de la sección de basket del Oporto, a la vez que realiza numerosas apariciones en campus de formación.
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