domingo, 16 de diciembre de 2012

Y "El Partido"... ¡¡¡Es nuestro otra vez!!!

El que escribe esto ha entrado al pabellón muy pillado de tiempo, tanto que ha entrado con el partido comenzado y algo mas de dos minutos jugados. Mirada de reojo al marcador y 2-9... -No puede ser. ¡Otra vez!

Pero una vez ubicado en medio de los impetuosos Blues, contemplo, entre gritos de ánimo que el equipo no se deja llevar durante el primer cuarto. Que lucha hasta el punto de darle la vuelta y acabar por delante en el marcador. Bien, parece que la cosa funciona. El público anima, sin alardes, pero anima como si hace una semana no hubiera ganado aquí el Canarias.

El segundo cuarto transcurre con cierta normalidad hasta que llega el apagón. El equipo no encuentra el camino al aro rival y comienzan a pasar los minutos... y seguimos sin encontrarlo. La luz también comienza a apagarse en la grada. Los 234 días sin ganar en nuestra propia cancha ya pesan mucho y esos malos momentos nos sacan del partido a los aficionados mas de lo que se debería. Llega el descanso 33-40 en el marcador, un pequeño abismo pero tiempo por delante para reconducir la situación.

Larga charla en el vestuario. Hay mucho que corregir y queda bien claro cuando el Fuenla aparece a calentar bastante después que lo hace el Estu. Comienza el tercer cuarto y al equipo le ha cambiado la cara. Le sigue costando anotar, cada punto es oro, pero se han subido enteros en defensa. Ese es el camino. El público se vuelve a enganchar rápidamente al partido y nos metemos de lleno en el cuarto decisivo.

Y regresa la magia; regresa la fusión público-equipo de la que hablábamos tras el partido de Valladolid. Con el equipo comiéndole el terreno centímetro a centímetro al Estudiantes los aficionados azules/naranjas se decidieron a aumentar considerablemente los decibelios del Fernando Martín. Cánticos, silbidos, abucheos, palmas... y los nuestros que se ponen por delante en el marcador.



Un momento lo define todo. Antideportiva sobre Granger. El público se enciende y convierte los dos lanzamientos en un suplicio para el uruguayo. Falla los dos. Algarabía entre los aficionados y Granger que se dirige al centro del campo asintiendo con la cabeza, apretando fuerte los labios y golpeandose varias veces en el pecho como queriendo decir, "ok, yo he fallado pero yo lo arreglo". Misión cumplida por parte del público. El jugador, el profesional no se ha abstraído de todo el ruido generado alrededor y quiere resarcirse de esa mofa general. Y como esperábamos, en la siguiente jugada Granger se tira un triple... y lo falla, y entra como un desesperado al rebote, y los árbitros le perdonan unos pasos... Al final el Estudiantes es capaz de anotar una canasta de dos, con casi 40 segundos jugados después de los tiros libres. El partido iba a ser nuestro.

Con Sergio Sánchez al mando en los minutos calientes, cada canasta de los nuestros parecía un puñetazo en la mandíbula de los colegiales. La imagen del Fuenla en los últimos minutos dista mucho de la de un equipo con miedo a ganar y es que con Trifón parece que los nuestros han ganado en confianza. Hay minutos para todos. Muchos para unos, pocos para otros, pero minutos para que aporten lo que son capaces cada uno. Defensa, serenidad, fuerza... Hay espacio para todo ello en los 40 minutos.

Al final, el éxtasis. La explosión de alegría en nuestro pabellón 234 días después. Aquella victoria ante el Lagún Aro que nos mantenía matemáticamente en ACB queda ya como un lejanísimo recuerdo, tanto que casi habíamos olvidado como era sentir esto en nuestra cancha.



Pero es un pequeño paso. Esta semana hay dos partidos mas contra rivales directos donde hay que dar los pasos definitivos para encontrar el camino hacia la serenidad. Desplazamiento a Manresa el jueves a una cancha que se nos da rematadamente mal y el domingo de nuevo al Fernando Martín a recibir a un Cajasol en alza.

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