1989, debuta con el RAM Joventut una joven promesa del basket patrio, base que había logrado el campeonato nacional junior de clubs, medalla de bronce del europeo junior de Groningen y buenos resultados en cada torneo de formación
2009, 20 años después, se retira Ferrán Lopez, precisamente enfrentándose en su último partido de liga regular contra el Joventut en el que se formó y que le dio la alternativa ACB.
Sin conocer siquiera si será el último partido (opción de playoffs todavía viva), se cierra un círculo, que lejos de tener un único trazo, ha ido enriqueciéndose con diversos quiebros en estos años, y una historia por la que pasan la mayoria de nombres historicos de estos años.
Si hablamos de la selección junior que disputo aquel europeo de la categoría en Groningen vemos a jugadores retirados hace ya tiempo, como Lalo Garcia y Alfonso Reyes, que por añadidura son los únicos que llegaron a tener minutos en la ACB junto con Ferrán.
Esto nos da una idea de cuanto tiempo hace, uno es historia del Valladolid y director deportivo, y el otro ahora es el “hermano” de Felipe, pero con su nombre nos vienen a la cabeza escenas muy antiguas, como aquel no-triple de Ansley.
Con ellos compartía vestuario nacional un Ferrán Lopez que buscaba su sitio, como tanto tiempo durante su carrera.
Un base pasional, que ha necesitado evolucionar en su juego, dosificándolo y adaptándolo al ritmo que eran capaces de dar sus piernas, pero que siempre se ha caracterizado por sentir aquello que hacia.
No a todo el mundo le ha gustado este estilo, y mucha gente ha criticado sus arranques de furia o la exigencia con la que ha vivido, exigencia tanto hacia si mismo, como hacia sus compañeros, algo que le permitía obtener lo mejor en situaciones difíciles, pero que le ha granjeado no pocas polémicas.
En cualquier caso se puede decir de el que ha sentido, vivido y disfrutado de su trabajo, y eso ya es mucho decir, y el corazón que siempre ha puesto en todo le ha llevado a los aciertos apoteósicos junto a errores clamorosos (“cadenas” todavía recuerda cierta bandeja en el desaparecido Saporta).
En 1990 ya forma parte de la plantilla oficial de la penya, en un puesto donde el titular era Rafa Jofresa, con el refuerzo de dos promesas de gran talento, su hermano Tomas (un año mayor que Ferrán) y Jose Antonio Montero, que debía haber sido una de las futuras grandes estrellas, el resultado es que al nuevo canterazo solo se le permiten 3 minutos repartidos en dos partidos, sin mayor incidencia (Tomas Jofresa disfrutó de 5,6 minutos en 21 partidos).
El equipo dirigido por Herb Brown y Pedro Martínez (un entrenador que sorprende la cantidad de años que lleva en ACB) logra la copa del rey y la Korac, quitándose un poco el san benito de perdedor en las finales, en la antesala de su época más gloriosa, terminando de formar el bloque que ganaría dos ligas y una Euroliga.
El primero de estos títulos ligueros llegaría en la 90-91, como Montigala Joventut, con la llegada de grandes extranjeros como Pressley y Corny Thompson, que compensan bajas como la de Montero.
Esta salida permite algo más de oxigeno, pero los Jofresa acaparan minutos, y solo participa en 7 partidos, demostrando el único día que le permiten jugar 19 minutos que tiene un hueco en la liga, con 11 puntos ante un TAUGRES emergente (Aquel año eliminaría al Madrid en cuartos, con Carl Herrera y Stanley Roberts)
El excedente de jóvenes bases en Badalona, hace que se desprendan del que en principio traía menos cache, pese a sus excelentes resultados en juveniles, y Ferrán emigra al TDK Manresa, de la mano de Pedro Martinez que le conocía bien de su época de formación, para interpretar el papel de jugador rápido y revulsivo, siendo suplente de José María Alarcón.
Por cierto, que en su segundo año debutaba también PacoVazquez.
La llegada del gran Joan “Chichi” Creus (hoy directivo del Barca) relega a Alarcón al banco y convierte en prescindible a Ferrán, que nuevamente emigra para buscar su sitio, aunque ahora ya con un cache de buen base, algo alocado pero de calidad.
Seguramente, mientras se cruzaban le pediría a Chichi la formula del elixir de la eterna juventud.
Aqui siguieron un par de años de intermedio en Cajabilbao y Gramanet, primera y segunda division respectivamente.
Siguiente parada: Vitoria.
Como comentábamos antes, el TAUGRES iba creciendo en su estructura, tras varios años de meterse en playoffs empezaban a pescar en territorios sudamericanos y a buscar la máxima rentabilidad de sus ojeadores empezando a generar quintetos reconocibles con suplentes de garantías.
Su base y autentico emblema era Pablo Laso, sempiterno máximo asistente de la liga y actual entrenador del Bruesa, con Manel Comas imprimiendo un estilo de defensa y contraataque que encajaba a las mil maravillas en nuestro protagonista.
Allí volvió a insistir en sus cualidades, velocidad y carácter, con manos peligrosas para el robo y capacidad de acabar los ataques en triples por sorpresa o entradas con asistencias creativas.
El primer año fue duro, con Laso en 33 minutos y disputando el puesto de suplente a Juan Pedro Cazorla, viendo descendidos sus minutos a menos de 10, pero en la segunda el fichaje de Laso por el Madrid, sustituido por Millera (repescado del fondo de las categorías FEB), le permito obtener el premio de 20,4 minutos por partido, con crecimientos notables en todas las estadísticas.
Su palmares se engordaría con la copa del 95 y la Recopa del 96 (finalistas el 95) que por entonces se llamaba “Copa de Europa” y rendía homenaje a Raimundo Saporta.
En la foto se puede ver a Ferry con el 14 y la copa en la mano.
El continuo crecimiento de la entidad vitoriana trajo a Pepe Arcega del defenestrado CAI, y volvió a dejarle sin sitio, obligándole a desplazarse a Cáceres junto a Santi Abad (supervivientes), siendo por fin titular en un equipo liderado por Jose Antonio Paraíso, y que a punto estuvo de dar la gran sorpresa en la copa del rey’97 ganando a Estudiantes y Barcelona para caer en la final ante el Joventut.
También en la Korac su rendimiento fue notable, alcanzando los cuartos de final, eran los años pletóricos de un Paraíso convertido en uno de los mejores aleros del continente.
Un nuevo movimiento del ya conocido como TAU volvió a afectar su carrera, ya que al fichar a Elmer Bennet, se desprendían de Pepe Arcega, que se desplazaba a Cáceres, dejando de nuevo sin sitio a Ferrán.
Aquí se produce un movimiento clave, con su primera llegada a Fuenlabrada, y además a la LEB.
Por mucho que no había despuntado todo lo que en categoría juvenil prometía Ferrán, se estaba consolidando en la clase media de la liga ACB, primero como suplente revulsivo y más tarde como titular, continuamente desplazado pero por los pesos pesados (los Jofresa, Chichi Creus, Pepe Arcega….), aparentemente en proceso de ganar importancia.
En aquel momento bajar a jugar la LEB podía parecer un retroceso en un camino ya de por si trabado, pero se imponía la principal regla de su carrera, divertirse y vivir con pasión.
Este fue uno de los grandes aciertos de aquel equipo diseñado por Ramón Fernández, ofrecer a jugadores de cache superior un lugar donde encontrarse a gusto.
En Fuenlabrada se reencontró con Perasovic, y pudo disfrutar al fin de una época pletórica, como titular con galones de co-lider, obteniendo la copa príncipe y el ansiado ascenso en una eliminatoria de alta tensión en Lugo (aquí le tocará a Stan explayarse de cómo la peña vivió peligrosamente la celebración en el autobús, con los locales exaltados y la policía alegando que celebrar con las cortinas abiertas era una “provocación”)
De regreso a la ACB por fin un equipo apuesta por él de forma decidida, buscándole un suplente y no un sustituto, en las figuras de David Brabender y Pablo Prigioni, siendo el catalán el que disputaría tres cuartas partes de los partidos, con mas de 10 puntos y estadísticas crecientes en asistencias.
Fueron años de vino y rosas, con clasificaciones para la copa del rey de Valencia y playoffs contra el Madrid en la campaña del retorno a ACB, algo que por entonces era de record.
En la plantilla continuaba Perasovic y se añadía otro viejo conocido como Carlos Cazorla, junto al deslumbrante Nate Huffman.
Al año siguiente se sufriría lo indecible para mantenerse pagando caros los esfuerzos de la Korac y pérdidas de concentración, para resurgir después con una nueva aparición en la copa de Málaga y playoffs contra el Madrid otra vez.
El juego de aquellos años era terriblemente simple en el apartado táctico, basado en una defensa aguerrida con numerosos robos, y ataques de 4 jugadores abiertos, con circulación rapida, con Peras y Ferrán como principales estiletes y Guardia, Murcia y Wood reboteando y amenazando también desde fuera.
La principal arma, además de los triples era la dureza mental, un equipo habituado a remontar y luchar contra corriente por el carácter fuerte de sus componentes y del banquillo.
Sin embargo, algo en el ambiente iba enrareciéndose, tensándose en demasía algunas cuerdas y en el verano del 2001 Ferrán termina contrato sin que se produzca una renovación merecida por los servicios prestados, mas allá de preferencias por estilos de juego.
En esta ocasión no se puede hablar de sustituto de peso como en las anteriores, pues se trajo a Berni Hernandez en su lugar (la irrupción de Calderón fue desde el puesto de suplente, y por tanto en el lugar que antes ocupaba Prigioni), y Ferrán se encontraba aquel verano sin equipo, lo que añadía surrealismo a la escena, tras ser una de las figuras representativas de la liga en el puesto de base.
Durante el verano, y a la espera de una oferta satisfactoria, ya con 30 años a la espalda, estuvo entrenando con el Madrid de Scariolo, que tenia a muchos internacionales fuera y sus bases que continuaban del año pasado eran Djorjevic y Raul Lopez.
Aquí se produjo una carambola, desafortunada una vez más.
Entre la rumorología de aquel verano se barruntaba una posible oferta del TAU, que en la 2001-02 terminó probando innumerables bases, e incluso una oferta del Madrid para ser tercer base, pero nada terminaba de fructificar.
Hasta que el TAU lo incorpora para los tres primeros partidos de la temporada, sin darle mucha confianza y como mero temporero.
En estas llegó una oferta del Cáceres, ya huérfano de Paraíso y que necesitaba referentes, debutando en la séptima jornada.
Justo se produce la casualidad de que esa séptima jornada fue la ultima disputada por Raul Lopez al lesionarse de gravedad, en lo que ha terminado marcando su carrera.
La plantilla de bases del Madrid se reduce al veterano Djorjevic, al fichaje de otro veterano como Jaumin y a experimentos de infausto recuerdo como Steffano Atruia o Toñin Llorente.
Tras haber entrenado todo el verano con el Madrid y tener ritmo de competición con el TAU, Ferrán era la primera opción barajada y la más lógica según expresaron los protagonistas de la historia, para aportar el contrapunto veloz a los dos veteranos bases, quizás no como titular, pero desde luego con la confianza de un técnico que lo conocía, y en el que era vigente campeón de liga.
La decepción continuó durante la temporada de color gris, pese a sus buenas estadísticas y el reconocimiento de la ciudad extremeña, pero el equipo ya estaba herido de muerte y con las arcas llenas de telarañas, que provocaron el descenso al año siguiente, con varios episodios de fugas de extranjeros, impagos, y culminando en la desaparición de un club histórico.
La carrera de Ferrán parecía cuesta abajo, y aun empeorarían las sensaciones en Murcia, compartiendo puesto con Jose Luis Galilea y donde todavía hoy es recibido con hostilidad manifiesta.
Por su cabeza debió pasar la retirada en el verano del 2004, veterano de 32 años, con dos descensos consecutivos, y la sensación de haber dejado escapar su gran oportunidad en aquella carambola con el Madrid.
Junto al Murcia descendió también el Fuenlabrada, y volvimos a llamar a su puerta para que fuera alma y cabeza en el intento de retornar a la elite, con Casimiro en el banco.
Se logró el objetivo con una temporada regular placida y en velocidad de crucero, copa príncipe en Huesca incluida.
Los playoffs en cambio fueron otra historia, y tras eliminar al Cáceres se produce la “batalla de Huelva”, equipo que roba el factor campo en el Fernando Martín, elevando el nivel físico de su juego y aprovechando al máximo los criterios arbitrales para herirnos de muerte, con 2-1 y partido en su cancha.
Todos los jugadores sin excepción dieron una muestra de personalidad y determinación en los dos últimos partidos de aquella serie, y Ferrán todavía recordara la placa de matricula del coche de Quim Costa (entrenador onubense) y que pagó los platos rotos del tercer choque.
De vuelta en ACB todavía hemos podido disfrutar del juego de Ferry 4 temporadas antes de su adiós, ya reducida su explosividad y teniendo que renunciar al estilo de contraataques por su propia merma física y por el estilo más conservador de Casimiro.
Estos últimos años los detractores, que siempre los ha tenido, le achacaban una imposibilidad de seguir físicamente a bases más jóvenes, los problemas en defensas laterales y la falta de peligro ofensivo en penetraciones.
Sin embargo, el Ferrán de los primero años, alocado e incisivo había ido evolucionando, adquiriendo mayor conocimiento del juego en general, y siendo consciente de sus propias limitaciones ha ido incorporando otras armas o recurriendo a elementos más básicos.
Así ha sido habitual verle ejecutar con asiduidad tiros casi olvidados, como el tiro a tabla de 4 metros, algo impensable de ver a bases actuales, pero de una efectividad asombrosa, y que ojala aprendieran algunas jóvenes promesas.
Manteniendo además su tiro de tres (algo obcecado en ocasiones, pero peligroso en cualquier caso), ha ido sobreviviendo a la pujanza de un joven “enemigo intimo” como Sergio Sánchez o a la mediocre regularidad de Gerald Brown, pero sobre todo, salvo los muebles disputando partidos enteros y una salvajada de minutos en la temporada que vivimos peligrosamente con Nesovic, quedando como único base del equipo en la mayor parte de la temporada (falta de adaptación de Vuk, lesiones de Iván Tomas e incorporación tardía de Chris Hernandez).
Con todas las críticas atesoradas, quizás hoy no seriamos ACB sin el concurso de Ferrán el año pasado.
La aceleración constante de Luis Guil y Valters quizás haya terminado de destapar los efectos de la edad, pero creo que él mismo sabia que el fin llegaba después de tantos años, y aun este año dio un paso adelante, disputando entero aquel partido que Kristaps se torció el tobillo nada más empezar.
El año no ha sido en lo personal de los mejores de su carrera, ni se retira en lo más alto de su nivel, pero si lo hace con la cabeza bien alta de haber disputado cada minuto con el corazón, de haber sentido al publico como la sangre que corre por sus venas, y con la satisfacción de dejarlo con la posibilidad de volver a luchar por unos playoffs que serían el perfecto regalo de jubilación.
En palabras que hace poco me comentaba Ezequiel Costa de Globo FM (ellos dieron la primicia), “lo amas o lo odias”, pero él es así, y si “así” ha logrado todo lo que ha conseguido, poder decir que sigue siendo el mismo y que ha puesto el corazón en cada acción, es el mejor recuerdo que se puede tener de los 20 años de carrera de Ferrán Lopez
Estadisticas de su carrera
Sensacional Kaos,jeeje ¿pero que has escrito 1 parrafo por cada año de vida de Ferri no? jajajaa,esta bien para los que somos tan jovenes,que nos cuentes estas cosas.
ResponderEliminarKaos, grandísimo artículo. Si éste es largo es porque la carrera de Ferrán es larga también, jajaja!
ResponderEliminar"Me tomé el atrevimiento" de linkearlo a la entrevista que hicimos ayer (también enlacé el vídeo homenaje que hicieron hace un tiempo).
http://www.elicebergdemadrid.com/noticia.asp?ref=11596
Saludos y a ganar esta tarde! Ezequiel
Paco dixit
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=6FDdB789T2c
Ferran López sale a hombros