martes, 6 de enero de 2015

Otro mas.

Luis Guil no nos servía, Maldonado si, pero se nos fue y aún no sabemos como ni como ni el por qué. Porfi Fisac nos sirvió un tiempo hasta que vinieron mal dadas, entonces ya no. Luego Trifón Poch llegó para mantener la categoría, lo consiguió, pero no quisimos mas de el. Después proyecto de cantera con Chus Mateo... con un crédito escasísimo, entonces vuelta a Casimiro para evitar el descenso. Lo consigue, se le da una oportunidad hasta que vuelven a venir mal dadas y adiós.


(Luis Casimiro con la bufanda de FB en una foto de archivo)

 En muy pocas palabras se puede resumir así el periplo de los entrenadores en Fuenlabrada en los últimos años. Cuando los resultados no son buenos se hace uso de todos los tópicos posibles y quien carga con la culpa es la cabeza visible del cuerpo técnico. "La cuerda siempre se rompre por el lado mas débil", "es mas fácil echar a uno que a diez"... Pero me paro en esa última frase tan manida. ¿De verdad que la culpa siempre recae sobre el entrenador?.

Tan solo en las últimas cinco (5) temporadas, se han vestido la camiseta del Fuenlabrada cincuenta y cuatro (54) jugadores diferentes. Repito el dato, cincuenta y cuatro. A una media de casi once jugadores nuevos cada temporada, casi una plantilla completa cada año. Y me quedo ahí, si sigo echando la vista atrás temporada tras temporada la lista se va ampliando. Como ejemplo rápido, si añadimos una temporada mas, la 2009/2010, hay otras nueve caras diferentes en la plantilla aumentando el global a 63 jugadores en 6 temporadas.

Da vértigo. 66 jugadores y 6 técnicos en 6 temporadas. Sólo hay algo que no cambia; quien toma las decisiones importantes del club, quien decide la deriva a tomar es siempre la misma persona, el Presidente José Quintana. Todo cambia en el vestuario, pero nada cambia en los despachos.

Tal vez ha llegado el momento de que el Presidente reflexione y haga autocrítica. Tal vez haya llegado el momento de que se eche a un lado y deje paso a savia nueva en el club para que tome otro rumbo. La sensación desde la grada es de una deriva permanente, una constante búsqueda del éxito sin la paciencia necesaria para asentar un proyecto a medio plazo.

Todo esto tiene no solo consecuencias deportivas sino también sociales. Es evidente que cada vez menos aficionados acuden al Fernando Martín ya que el desencanto por los resultados es evidente. Tal y como está la situación actual en el país hay quien prefiere ahorrar el dinero de un abono o de unas entradas antes que acudir a ver una nueva derrota del equipo de baloncesto de la ciudad. Porque aunque nos cueste decirlo, el Fuenlabrada se ha convertido en un equipo perdedor y sin carisma. Es imposible identificarse con un equipo por el que cada año desfilan mas de diez caras nuevas.

Espero que quien venga de con la tecla exacta para reactivar a la plantilla y los resultados positivos nos lleven a la permanencia deportiva un año más en ACB. Pero si no se toman las decisiones pertinentes esto será un nuevo paño caliente hasta el siguiente bache.



P.D: Este artículo representa la opinión exclusiva de quien lo escribe.


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