Es difícil escribir la crónica de un partido como el de ayer y no crisparse de los nervios, ante la realidad actual del equipo y la ocasión perdida.
Si nos dicen que en un partido meteremos 61 puntos en dos cuartos y que pese a eso perderemos con solo 73 puntos anotados no nos lo creeríamos, y eso que lo vimos ayer mismo.
El equipo está perdido por muchos momentos, sin tener muy claro cómo actuar en determinadas situaciones, como si estuviéramos empezando la pretemporada, y en cambio me gustaría agarrarme a lo positivo, y es que estos jugadores son de los que se agarran con cualquier cosa a los partidos y tienen el orgullo de intentar remontar.
(Foto de Fran Martinez del reencuentro del Sector Croata de los Blues con Mario Delas)
El comienzo fue un autentico espejismo, con porcentajes irreales que nos mantenían con cómodas ventajas, pese a que defensivamente no podíamos parar en ningún momento a los gallegos.
Al menos parece que ya sabemos a que “pretendemos” defender, olvidamos el dificultar las buenas posiciones para presionar líneas de pase y al hombre que tenga la bola, buscando robos de balón que permitan contras.
La ventaja es que eso encaja con el pretendido juego rápido, pero provoca que al encimar mucho al rival se den ventajas en el 1x1, que luego debe subsanar el pivot saliendo de la cueva.
La desventaja es que para hacer eso necesitas un gran despliegue físico, que no tenemos. Necesitas que los jugadores roten su par constantemente para hacer las ayudas, y en cambio nos quedamos con suerte en la primera ayuda, vendiendo la posición del pivot a 5 metros y sin nadie bajo el aro.
Y sobre todo, para jugar rápido y con presión a la bola necesitas rebotear en defensa y tener un flujo constante de anotación, para que el rival no se escape de 15 cada vez que no logras recuperaciones fáciles.
Esto no lo cumplimos ni de casualidad.
Lo del rebote es de chiste de mal gusto, Moussa está demostrando que será nuestra próxima venta cuando logre dominar sus faltas tontas, pero Marcus Arnold no cumple absolutamente en nada de lo que se esperaba de él, ya no por la falta de rebotes, es que ni siquiera logra ganar la posición siempre están los pivots rivales delante suyo en la lucha, y no es tan alta para capturar por encima.
En su descargo, ese tipo de defensa le exige salir a ayudar a 5 metros cuando se intenta una penetración y al no recibir ayudas bajo el aro, cada vez que doblan la bola esta perdido.
Pero en ningún momento da la sensación de solidez que se buscaba, si esta era la defensa que se quería necesitábamos un tío ágil mas que un armario corpulento.
Ayer su salida a pista por la segunda falta de Diagne marco el principio del fin, ya que sus características (que aun no conocemos ninguna positiva), no se ajustan a esta defensa, y con las rotaciones y la perdida de acierto caimos en barrena.
Cuando estas tocado por la varita del acierto y todo entra es fácil jugar, en los primero 9 minutos daba igual donde pasabas, sabias que entraba, pero aun así llamaba la atención como celebró Carlos Cabezas su triple, como extrañado y liberado, para después no aparecer casi por el partido.
Feldeine no juega de Feldeine, es otro, realiza acciones extrañas, sin acomodarse a estar tan poco tiempo en contacto con la bola.
Chus Mateo parece acomplejado de los tiempos de Fitch, tratando que nuestro anotador no acapare juego hasta defenderlo desde nuestro propio banco.
No soy un defensor de Feldeine, pero si lo tienes es para que juegue de si mismo, de forma controlada y dando bola a los demás, pero el dominicano parece jugar solo en los últimos cuartos, cuando ya todo esta perdido y nos encomendamos a él como un salvador.
Un día sale, pero por costumbre………. Y casi volvió a ocurrir, pero se le ve sin confianza, rechazando al principio tiros que antes se jugaba sin dudar, para luego arrepentirse y lanzarse una “bomba” o un triple absurdo.
Durante dos cuartos, huérfanos de nadie con puntería, no conseguíamos siquiera hacer jugadas o lograr buenas posiciones, el juego se limitaba a tiros forzados de tres, y la máxima señal de juego ensayado se limitó a la indicación de que quedaban pocos segundos de defensa, volviéndola más agresiva, con el resultado de desguarnecer todavía más el rebote.
Por cierto, que nuestro pivot sea incapaz de ganar la posición por el rebote es triste, pero que nadie más cierre la entrada de exteriores no es culpa de Arnold.
En el ultimo cuarto se desató la mejor característica que hemos visto al fuenla de este año, la que nos dio la victoria contra el Bilbao, y es la fe que tienen los chavales.
Dani Perez estaba desacertado pero hico de tripas corazón y con Mejeris y Javi Vega lideraron un espíritu de remontada tosco, sin resultado y hasta feo, pero incansable.
Lograron meter en el partido a Marcus Arnold, que hasta se puso a pelear y capturar algún rebote meritorio, y cuando Feldeine entro a pista se desato la locura de los triples, presionando al rival para que cometiera errores.
Y los hubo, pero también lograron serenarse y anotar algunos triples que nos detrozaron.
Para cuando entraron a pista Cabezas y Panko casi era un sinsentido, la elección era jugártela con los que habían puesto el corazón o con los titulares que habían empezado tan bien y tan mal lo hicieron en la segunda parte.
Ambas opciones pueden ser buenas, y aunque prefería haber jugado con el corazón, sería ventajista decir que fuera la opción correcta, salvo el momento en que se produce el cambio.
Con dos minutos y visiblemente un estado mental algo desquiciado ni Cabezas ni Panko podían ya influir en el resultado mas allá de que cuando empezaran a funcionar no quedaría tiempo.
O vas poniendo a los titulares cuando se empieza a remontar para que tengan tiempo, o te la juegas con los chavales, pero Panko entro a 2:35 con -5 y Cabezas con 1:52 a -8
Y aún asi logramos volver a los -5 varias veces, pero esta vez no pudimos remontar la ventaja concedida alegremente, ni la diferencia de rebotes, 25 contra 41
En su aro hubo 35 rechaces, de los que 8 logramos capturar.
En el nuestro fueron 31, de los que 14 fueron del obradoiro, un 45%.
Los gallegos casi igualan con sus rebotes de ataque nuestra estadística defensiva, 17 contra 14.
El porcentaje de triples, 52%, nos mantuvo junto a sus pérdidas, bien forzadas, pero con un 59% en los libres, 17 de 29 y que dispusimos de muchas menos posesiones por los rebotes, es muy difícil sacar más que la épica.
Este partido era clave por que ahora el calendario nos lleva a enfrentarnos a Cajasol y Estudiantes, dos rivales de la zona baja, y ante los que era importante llegar con moral.